LUGARES PARA CORRER
Hay dos caminos por los que se puede correr: los que se conocen y los que no.
Los que se conocen son seguros, ciertos, nos dan confianza. Los que se desconocen son inciertos, misteriosos, nos retan.
En los que conocemos podemos compararnos con nosotros mismos, pues el camino ya andado dos o tres veces se graba en la memoria junto con la experiencia que lo acompaña. Es en estos caminos donde nos damos cuenta de nuestro avance o retroceso; si lo estamos haciendo mejor o nos falta esforzarnos más.
En los nuevos caminos no hay referencia y debemos esperar cualquier cosa en cualquier momento. Topografías que aprender: hoyos, subidas, bajadas, avenidas. Pero el desconocer el camino tiene una gran ventaja, pues al no conocer el punto de llegada tendemos a visualizarlo más lejos, a economizar energía, agua, expectativas.
Creo que los dos caminos son importantes, pero prefiero los que no conozco, pues en parte, de eso se trata el correr. Las experiencias que se acumulan son vivencias invaluables; son apoderarnos del espacio, de la colonia, de la ciudad o del sendero en el cerro. El recorrido es entonces otra gran maravilla del correr.
El promenade es justamente eso, la experiencia de transitar por un espacio desconocido para apropiarse de él. Pocos deportes pueden ofrecer esa experiencia y correr es el único que la ofrece cruzando la puerta de nuestra casa.
La palabra es correr, no recorrer.
8.56 Km / 1:00 hr
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